Volverse cosa exhibe, por primera vez en Chile, obras del artista argentino Diego Bianchi (Buenos Aires, 1969) producidas desde el año 2012 hasta el presente. Las diferentes materialidades, estrategias, decisiones y dispositivos reunidos en Il Posto introducen una abyección llena de vitalidad en un paisaje aparentemente invertido y subterráneo. Un hogar para las historias incompletas y para los deseos más opacos. Un lugar en donde el pesimismo y la utopía son lo mismo.
Bianchi, arquitecto de fluidos, urbanista cool, parásito ingenuo y recolector porteño, o todo al mismo tiempo, construye pensando dónde están los lugares y los cuerpos que no existen. De las extremidades que cuelgan y atraviesan sus figuras emana una energía capaz de constatar la lucha incesante que libramos contra la imposibilidad y el futuro. Esta negatividad, benigna y afectiva, se alimenta de las nuevas y persistentes clases de asociaciones que subvierten las relaciones entre el cuerpo y los dispositivos. Y estas correspondencias nos permiten imaginar nuevas políticas de lo inanimado, y pensar sobre el lugar que ocupa la contradicción y la confusión en la construcción de nuestras aspiraciones y deseos.
El año 2005, parafraseando a Thomas Hirschhorn, Bianchi realiza una instalación en donde se lee escrito sobre una muralla rellena de cinta adhesiva “No a la nostalgia, Sí a la estupidez”. Volverse cosa es otro ejemplo más de estas indeterminadas, pero intensas, máximas del artista. En el fondo, todo lo que pudo ser, lo será. Las cosas de Bianchi ocupan por primera vez el espacio de Il Posto llenándolo de su intensidad, hallazgos, caídas, prótesis, coreografías y señales.