Esta muestra cuenta una historia y articula una mirada. La mirada atraviesa el prisma de una pareja binacional de coleccionistas que han hecho de su hogar el escenario de una junta inusual: allí conjugan un estudioso aprecio por el arte contemporáneo chileno de fines de los ’70 en adelante, con un atento seguimiento a la producción de arte contemporáneo en Ecuador. Un hilo invisible pone a dialogar estas producciones, en tanto ambas incorporan códigos conceptuales y una vocación crítica que comenta los avatares sociopolíticos de sus respectivas naciones.
El acervo ecuatoriano de la Colección Giaconi Raad se ha venido construyendo sistemáticamente durante más de dos décadas en los frecuentes viajes del matrimonio a este país, donde atestiguaron de cerca el desarrollo de una vibrante y compleja escena de arte a la cual siguen tomando el pulso. El recorrido que aquí proponemos pretende transmitir un poco de aquello.
La primera parte de la exposición pone en valor un conjunto de piezas cuyos significantes tienen una estrecha relación con el contexto local y se pronuncian a partir de este. En las piezas escogidas se exponen datos relativos a la historia y al paisaje, a través de los cuales se configura un sentido de lugar. Estas señas particulares del territorio, como en todo el mundo, juegan un rol fundamental en la construcción de una identidad nacional; una geografía reconocible que se convierte en el telón de fondo sobre el cual se asientan narrativas diversas que tratan, en complejas metáforas, sobre temas colectivos modulados desde experiencias particulares.
La segunda parte de la exposición, en cambio, se centra en artistas cuyos intereses desbordan las especificidades de lo local, y se han ocupado más bien en el desarrollo de poéticas personales que resuenan con discursos estéticos y preocupaciones más universales.
En una de sus obras emblemáticas Manuela Ribadeneira presentó, como si fuera producto de exportación, cajas que contenían cada una “one meter of the Equator”. La obra alude a aquella característica geográfica -la línea imaginaria que divide los hemisferios norte y sur- que da nombre al país y que está posicionada en la conciencia nacional como su rasgo más saliente. De manera inexplicable aquella línea resulta ser una fuente de orgullo —y un atractivo turístico mayor— a pesar de atravesar 13 naciones adicionales… que coinciden en su pobreza. A partir de aquel título la exposición Un metro del Ecuador se plantea como una excusa para imaginar otras posibilidades de riqueza, como la que entraña el campo de los intercambios culturales, que nos abren la puerta para pensarnos colectivamente más allá de las fronteras políticas.
Artistas: Adrián Balseca (Quito, 1989), Pablo Cardoso (Cuenca, 1965), Juana Córdova (Cuenca, 1973), Lalimpia (Guayaquil, 2002-2009), Juan Carlos León (Guayaquil, 1984), Roberto Noboa (Guayaquil, 1970), Leandro Pesantes (Guayaquil, 1986), Manuela Ribadeneira (Quito, 1966), Óscar Santillan (Milagro, 1980), Karina Skvirsky – Aguilera (Providence, 1970) y Eduardo Solá Franco (Guayaquil, 1915 – Santiago de Chile, 1996).