El jueves 14 de septiembre, a las 18:30 horas, la escritora Ariel Florencia Richards dictó en Il Posto Documentos la conferencia «Destruida a martillazos», acerca de la obra «Lonquén» de Gonzalo Díaz.

Lonquén, que en mapudungún significa “en lo bajo”, es –al mismo tiempo– el nombre una localidad, de una tragedia y de una exposición. Pero esa simultaneidad, ese espesor, más que volver nítida a Lonquén, la tornan difusa e inaprensible. Esa es, al mismo tiempo su virtud y trampa. Porque Lonquén, la localidad rural en la comuna de Talagante fue el lugar donde ocurrió la trágica muerte (1973) y aparición (1978) de los cuerpos de quince hombres asesinados por el gobierno militar durante la dictadura, que a su vez dio origen a Lonquén (1989) la ya canónica exposición de Gonzalo Díaz en la galería Ojo de Buey. Los años que marcan los desplazamientos entre cada uno de esos lugares y sucesos, tampoco son en vano. Están determinados por cierto retraso que contribuye a generar una memoria imposible. A través del análisis de la performance Diré tu nombre (1989), que se realizó como cierre de la exposición de Díaz en 1989, la investigadora Ariel Florencia Richards busca encontrarle un revés a esa imposibilidad. Y considerar que mediante la destrucción a martillazos de parte de la obra y la verbalización de los nombres de los desaparecidos (posteriormente aparecidos y vueltos a desaparecer) se pudo abrir, aunque fuera temporalmente, un espacio insospechado para el duelo e incluso para un principio de reparación.