La antropología ha mostrado la importancia del relato en la construcción de una identidad colectiva en las sociedades humanas: contar historias activa un mecanismo performático que nos permite anclarnos e identificarnos en referentes compartidos. A lo largo del proceso que va desde la articulación de esas primeras historias hasta la construcción de una historia oficial, se tiende, sin embargo, a perder el aspecto encarnado de esos relatos, es decir, la manera en la cual ellos emergen desde – y circulan a través de – corporalidades subjetivas, reinterpretándose y reconfigurándose continuamente.
Esta exposición se propone identificar la presencia de microhistorias y temáticas que unen una selección de obras del arte chileno de los últimos 50 años. Algunas de esas obras ya pertenecen al canon nacional mientras otras, más recientes, están todavía en proceso de ser contadas y leídas. Todas comparten, no obstante, una sensibilidad encarnada, revelando la existencia de lazos poéticos y afectivos que atraviesan límites temporales y generacionales. Sin necesariamente oponerse a la historia oficial, estas obras problematizan y complejizan concepciones establecidas de la corporalidad, el género, el deseo, la familia y lo doméstico, abriéndose de esta manera a lecturas más fluidas.
El examen conjunto de estas obras se transforma en una experiencia subjetiva abierta a las interpretaciones del espectador, cuya presencia física y afectiva completa – temporalmente – esos relatos encarnados.
Artistas: Natalia Babarovic, Isidora Bravo, Roser Bru, Sebastián Calfuqueo, Juan Dávila, Paz Errázuriz, Las Yeguas del Apocalisis, Juan Pablo Langlois, Carlos Leppe y Krasna Vukosovic.,